Recomendaciones para la priorización inicial de las medidas de vacunación contra COVID-19



Las primeras vacunas COVID-19 podrían autorizarse a principios de 2021. Sin embargo, con toda probabilidad, no habrá suficientes dosis de vacuna al principio para todas las personas que deseen someterse a la vacunación. Por eso será necesaria la priorización.
En el documento de posición publicado hoy, los aspectos médico-epidemiológicos de la prevención de infecciones se presentan junto con consideraciones éticas, legales y prácticas. Sobre esta base, los autores desarrollan un marco de acción para la priorización inicial de las medidas de vacunación contra COVID-19. La priorización ayuda a decidir quién debe recibir qué vacuna primero. Sin embargo, la priorización no debe basarse únicamente en hallazgos médico-epidemiológicos. Se trata más bien de que las consideraciones éticas y legales también deben jugar un papel decisivo. Según los expertos, aún no se dispone de resultados decisivos sobre las características de las vacunas de los ensayos clínicos en curso (fase 3).
En consecuencia, todavía no es posible una recomendación detallada de STIKO sobre los grupos prioritarios de vacunación . Sin embargo, ya se han establecido los principios éticos y legales según los cuales se debe realizar la priorización. Además de la autodeterminación, son la no maleficencia y la protección de la integridad, la justicia, la igualdad fundamental de derechos, la solidaridad y la urgencia.
Estos principios éticos y legales se reflejan en objetivos concretos de vacunación: prevención de cursos graves de COVID-19 (hospitalización) y muertes; protección de personas con un riesgo de exposición laboral especialmente alto al SARS-CoV-2 (indicación ocupacional); prevención de la transmisión y protección en entornos con una alta proporción de personas vulnerables y en aquellos con alto potencial de brote; mantenimiento de las funciones esenciales del Estado y de la vida pública. El documento señala que la distribución de las vacunas inicialmente escasas afecta los valores éticos relevantes y los valores relacionados con los derechos básicos y, por lo tanto, requiere una regulación legal clara. Además, la distribución de la vacuna debe organizarse de manera que se asegure el logro de los objetivos de vacunación.
Esto requiere nuevas estructuras adecuadas. Se necesita una distribución uniforme y transparente que inspire confianza y asegure la aceptación. Esto argumenta a favor de una estrategia de vacunación que no se base en los médicos generales individuales sino en los centros de vacunación ordenados por el estado.
En principio, se requiere el consentimiento informado y voluntario para la vacunación. Por tanto, los criterios de priorización deben presentarse a la población de forma comprensible. Además, los autores de este documento de posición también descartan la vacunación obligatoria general e indiferenciada.
Los expertos opinan que una decisión autodeterminada sobre la vacunación depende de la información y educación continuas y transparentes de la población sobre la eficacia de la vacunación y los riesgos asociados. Para identificar y minimizar los riesgos de vacunación en una etapa temprana, se debe establecer el registro nacional oportuno de todas las vacunaciones y una evaluación de los eventos adversos en paralelo a la vacunación. Con este fin, los autores piden el registro basado en productos de las vacunas COVID-19 en una base de datos central, también con el fin de determinar con precisión las tasas de cobertura de vacunación.
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